Rabietas de madre
Porque realmente nunca sabes si cumples bien o mal tu papel
de madre; pero, ¿quién tiene una opinión correcta sobre el otro? ¿Quién tiene
el manual del padre perfecto? Hay días que una está, tan de poco humor, que
cualquier grito inesperado (de muchos) de tu hijo te conduce directo al
desquicio.
Hay días en que quisieras esconderte un rato en la alacena y llorar
de frustración, como la escena de la película “Sex and te city” donde la bebé
de Charlotte le tira papilla sobre su traje impecable de diseñador en color
blanco y ésta prefiere esconderse en la alacena para no explotar con su hija, ¿lo
recuerdas? Esa escena me es muy familiar pues me identifico muy seguido.
Y es que, sí, son niños. Esas fechorías son completamente
normales y hasta necesarias en el comportamiento de un pequeño. Pero cuando
nuestras fibras maternales están muy sensibles es cuando no sabemos de qué
manera actuar. A veces con hablarle en un tono de voz fuerte ya te sientes
culpable, tanto que te lleva a hacerte las preguntas sobre si ¿estoy ejerciendo
bien mi papel de madre? Considero que esta es una pregunta que todas las madres
(incluso los padres), sin excepción alguna, se hacen.
Con frecuencia caemos en el equivocado juego de la sociedad
donde hacemos comparaciones de nuestros hijos, que si el mío aprendió a los dos
años a nadar y el tuyo aún no sabe; el mío dejó primero que el tuyo las
llantitas de bebé; el colegio donde está mi hijo es mejor que donde tienes al
tuyo, por qué no lo inscribes ahí? en fin, son muchas las comparaciones que
solemos hacerles, como si ellos nos lo estuvieran pidiendo a gritos.
En mi experiencia personal considero que la crianza de los
hijos es el trabajo más desafiante pero extraordinario del mundo, pues pone a
prueba tus habilidades como práctica,
paciencia, determinación y conciencia que, bien aplicadas, pueden garantizar un resultado favorable. Nuestro
objetivo como padres es FORMAR niños emocionalmente seguros y felices para que
se conviertan en adultos fuertes, emocionalmente seguros y felices y así después
ellos repitan el mismo proceso con sus hijos.
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