Escapes y reencuentros...
Hoy he logrado un escape de casa y de mi actividad laboral.
Hemos andado a un a casa de mis padres que actualmente está deshabitada, es la
casa para las reuniones familiares. Es ese lugar ideal cuando una necesita silencio, tranquilidad y un poco de paz para sentarse, pensar y escribir. Este escape ha sido realmente bueno y
diferente, primero porque decidí regalarnos tiempo juntas solo mi hija y yo.
Este pequeño aislamiento de todo lo demás me ha ayudado a refugiarme un poco
más en mí, a buscarme y encontrarme, me llevó a darme cuenta que me tenía un
tanto olvidada y me hizo entender que no puedes, ni debes, depender de nadie.
Cuando alguien te quiere en su vida, te lo hace saber, pues
hace desde pequeñas cosas hasta lo imposible por compartir tiempo contigo. Este
tiempo para mi me ha enseñado el valor que poseo como persona y me obliga a
despertar cada día y, si hace falta, redirigir mi vida, encausarla a lo bueno
para mí y mi hija, pues a fin de cuentas siempre seremos ella y yo.
Y es que debemos entender que la vida es ahora, que puedes y
debes ver más allá de donde tu mirada llegue, porque el camino es interminable
solo hace falta que tomes suficiente coraje y valor para recorrerlo.
Aventurarse al encuentro con uno mismo a veces es doloroso
pues no podemos pintar todo nuestro pasado color de rosa y fingir que no hemos
fallado, justamente para eso es de empera importancia una introspección, para
aceptar y dejar afrontar los errores cometidos. Mientras haya vida, hay
oportunidad de un nuevo comienzo, aventúrate al encuentro contigo mismo. Haz lo
que realmente quieres y, si sientes miedo, pues disfrútalo.
El secreto para lograr sentirnos llenas de vida es cargarnos
de energía. Vive para ti y no para los demás!!
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